El moho y sus afectaciones sobre la salud de los ambientes interiores
Recientemente ha salido a la luz una noticia proveniente de Gran Bretaña que pone en evidencia la importancia de cuidar la calidad del aire que respiramos en los interiores que habitamos. El hecho, sucedido en la localidad inglesa de Rochdale, en las afueras de Mánchester, es especialmente dramático ya que implica la muerte de un niño de 2 años a causa de haber respirado durante toda su corta vida las esporas de la colonia de moho que se había esparcido por todos los rincones de su hogar. En el caso se mezclan factores como la pobreza energética y la falta de una vivienda digna para la parte más desfavorecida de la población, pero también la falta de conocimiento de cómo deben solucionarse este tipo de problemas. La recomendación que se le hizo a la familia fue que pintaran sobre las superficies afectadas, una solución errónea que tan sólo hizo que tapar un problema que siguió existiendo bajo la nueva capa de pintura.
En un caso grave como el de la noticia lo primero que se debería hacer es confinar las zonas afectadas y proceder a extraer el aire para eliminar las esporas presentes y evitar que se esparzan. Posteriormente se debería proceder a una limpieza intensa de las superficies y la retirada de los elementos que no se puedan limpiar totalmente.
Para la limpieza de moho se recomienda utilizar paños de microfibras con peróxido de hidrógeno, evitando el uso de lejía, que sólo agravaría la situación.
Las diferentes afecciones que pueden provocar respirar las esporas producidas por el moho son reacciones alérgicas, como la
rinitis alérgica, estornudos, goteo nasal, ojos rojos y erupción cutánea. Estas afecciones pueden llegar a complicarse si la exposición se prolonga en el tiempo como fue el caso de la noticia comentada.
A parte de sanear el espacio afectado, lo más importante en estos casos es la identificación y corrección de las causas de la
proliferación del moho. Habitualmente su origen se basa en un exceso de humedad en el ambiente interior combinado con la falta de ventilación, algo frecuente en viviendas pequeñas con un número elevado de personas conviviendo con ellas.
Desde la posición del usuario podemos evitar estos problemas ventilando correctamente nuestras viviendas y manteniendo la humedad relativa de nuestros interiores siempre por debajo del 70%.
Desde la posición del arquitecto también podemos contribuir a evitar la aparición de hongos en las superficies interiores, mediante el diseño de espacios que favorezcan la ventilación natural, una buena elección de materiales de acabado escogiendo los que tengan un buen comportamiento higroscópico y evitando la aparición de puentes térmicos.
En definitiva con una buena gestión de la ventilación, la humedad relativa y la elección de materiales que permitan una regulación natural de la humedad podemos evitar en gran medida la aparición de colonias moho en nuestros interiores.